sábado, 25 de mayo de 2013

CON FIRMA. "Bondades e ineficacias de la bolsa centralizada de trabajo temporal", por Reyes Hernández

Dra. Reyes Hernández Guillén

En el año 2005 se consiguió un acuerdo entre la Consejería de Sanidad y las Organizaciones Sindicales presentes en Mesa sectorial para unificar los criterios de contratación temporal para todas las ofertas de trabajo superiores a un mes. Aunque no se llevó a cabo en todas las categorías para las que estaba prevista, sí se hizo efectivo para los Médicos de Familia y Pediatras de Atención Primaria, mediante sendas resoluciones en febrero de 2006. Su publicación fue recibida con satisfacción, pues permitía realizar una contratación basada en los principios de igualdad, mérito y capacidad, y bajo criterios comunes en las once Áreas Sanitarias que existían en ese momento.




Desde entonces, el desarrollo del funcionamiento de estas bolsas ha tenido sus luces y sus sombras, que desde AMYTS hemos señalado y denunciado a la Administración en muchas ocasiones, siempre prestando nuestra absoluta colaboración para conseguir una selección lo más justa posible para los compañeros que se encuentran en una situación laboral precaria no deseada.

La mayor ventaja de la existencia de estas bolsas centralizadas es conseguir un listado ÚNICO para TODAS LAS ÁREAS sanitarias, realizado con unos CRITERIOS COMUNES que recogen tanto EXPERIENCIA PROFESIONAL como OTROS MÉRITOS de FORMACIÓN E INVESTIGACIÓN, con la secundaria contratación por orden y en base a esa baremación común. Pero en el desarrollo real hemos detectado irregularidades, incluso situaciones algo injustas, que hacen que la percepción de los profesionales resulte a veces decepcionante. Aún creyendo en la absoluta necesidad y bondad de la existencia de dichas bolsas, hay aspectos importantes que tenemos que conseguir cambiar, y por ello voy a volver a señalarlos públicamente, con la esperanza de conseguir algún día que estos problemas se solucionen.

El primer escollo con el que nos encontramos es que en 2006 se constituyeron Comisiones de Valoración descentralizadas. Aunque existen unos criterios comunes que dicta la Comisión Central, surgen dudas constantemente y acaban tomándose decisiones que en ocasiones son distintas en algunas de las comisiones, con las consiguientes desigualdades en las baremaciones según el área sanitaria. Y aunque en teoría estas comisiones deberían ser paritarias entre la Administración y las Organizaciones Sindicales, en la mayoría de los casos esto no ocurre, y tampoco se ha respetado en todo momento el principio de que los responsables de la baremación sean de igual o superior categoría a la de los aspirantes que van a ser baremados. Por eso, en varias ocasiones hemos manifestado, y seguimos haciéndolo, que sería deseable una baremación centralizada para unificar criterios y que todos los profesionales estuvieran valorados en las mismas condiciones.

Tal vez en relación con el punto anterior, nos encontramos con una falta de depuración en las bolsas, donde aparecen profesionales que tienen contratos de interinidad (que por definición no deberían aparecer en la bolsa, aunque sea conveniente tenerlos baremados, sobre todo cuando se acerca un proceso selectivo). Este hecho provoca que, cuando aparece una vacante, los administrativos encargados de contactar con la persona a la que corresponde el contrato por orden de puntuación, acabe claudicando en las llamadas pues se encuentra que la respuesta más frecuente es que ya posee una interinidad.

Con respecto a la bolsa de Pediatría, se produce otro problema, que tiene que ver con la aparición en la misma de Médicos de Familia, en contra de lo que establece la propia convocatoria. Es verdad que se han ofertado y se siguen ofertando vacantes de Pediatría que no pueden cubrirse por pediatras a Médicos de Familia, pero probablemente sería mucho más eficaz y justo que existiera una bolsa paralela de Médicos de Familia dispuestos a trabajar en pediatría. Al no estar regulado de esta manera, hay Médicos de Familia que están excluidos de la bolsa de pediatría aunque les gustaría que les llamaran para hacer suplencias en estas consultas. Al mismo tiempo, cada vez hay más pediatras que quieren trabajar en Atención Primaria, y que debido a esta disfunción de la bolsa, tienen la percepción de sentirse excluidos.

Otro problema detectado son los contratos absolutamente precarios para cubrir sólo reducciones de jornada. En teoría, transcurridos 3 meses del inicio del contrato, deberían volver a colocarse en la bolsa para ofertarles mejora de contrato; pero este proceso no siempre se realiza adecuadamente.

Y por último, en ocasiones hemos detectado que se han realizado contratos de larga duración sin tener en cuenta estrictamente el baremo de bolsa, y a pesar de haberlo denunciado, no se ha corregido la incidencia o el error.

Todo lo anterior es el resultado de la ineficacia de la Administración para realizar correctamente su trabajo, y resulta a todas luces intolerable. ¿De qué serviría que diagnosticáramos un asmático si luego no fuéramos capaces de hacer un correcto seguimiento para conseguir que utilice correctamente la medicación que le prescribimos? Yo me exijo todos los días completar correctamente mi trabajo; así también se lo exijo a la Administración.


Existe un interés creciente en realizar contrataciones fuera de la bolsa centralizada, dentro del marco de la autonomía de gestión; pero esta tendencia puede resultar peligrosa para la equidad y la igualdad de oportunidades. Todos deberíamos exigir que el funcionamiento de la bolsa mejorara y se resolvieran los problemas detectados, y probablemente sería deseable reevaluar los criterios de baremación para adaptarlos al momento actual, pero creo que debemos seguir abogando por los principios de IGUALDAD, MÉRITO Y CAPACIDAD. Son una garantía para todos.

Dra. Reyes Hernández Guillén
Pediatra. Secretaria del Sector de AP de AMYTS