sábado, 21 de septiembre de 2013

CON FIRMA. "Problemas e implicación", por Ángela Hernández


Dra. Ángela Hernández Puente.
Quiero escribir a todos esos compañeros médicos que hace casi once meses arrojaron la toalla antes de plantear batalla. Desde el profundo respeto a todas las posiciones, recuerdo en concreto, cuando iba elaborando servicio a servicio una “radiografía” del hospital del Sureste, cómo iban a quedar las condiciones laborales de los médicos del hospital: un 19% de médicos con plaza fija que desconocían su futuro aunque tenían un puesto de trabajo asegurado, y otro 81% que no lo tenían. En una de esas entrevistas, uno de mis compañeros me explicó muy seriamente las cinco etapas principales en el proceso de duelo de Elizabeth Kubler-Ross. 





 Le recuerdo perfectamente escribiéndolo en un papel, yo las conocía pero desde entonces se me ha quedado grabadas: 1) Fase de negación, 2) Fase de ira o coraje, 3) Fase de negociación, 4) Fase de depresión 5) Fase de aceptación final. Me situó en la de ira o coraje, mientras él parecía haber logrado nada más empezar situarse en la de aceptación final. Y, como él, muchos de los que me rodeaban, con un sentimiento que era: no se puede hacer nada. Bueno, pues SI SE PUEDE. Y ahora hay que continuar, e implicarse.

Porque aunque parece que el viento sopla a nuestro favor, no podemos olvidar que hay problemas de sostenibilidad del sistema que van mucho más allá de poner dicha palabra en un “Plan” para hacer una trasvase a la privada de lo que no se quiere o no se ha sido capaz de gestionar, o porque por ideología o por posibilidades de negocio se quiere transformar radicalmente. Existen problemas que hay que tener la entereza de abordar.

Puesto que hablo desde un sindicato profesional, uno que no es un problema menor es la relación contractual de los médicos. Habrá que detenerse a pensar: ¿es lógico seguir realizando ofertas de empleo público y a la vez pretender privatizar la asistencia sanitaria de 1,2 millones de madrileños? ¿Serán oposiciones que tras resolverse tendremos que pasar por el calvario de ver cómo se redistribuye después al personal cuando a la Consejería le acometa otro arrebato privatizador? Lo vivimos con el personal no sanitario del Hospital Universitario Puerta de Hierro, está pasando con el personal de lavandería de Mejorada del Campo. Ahora el personal sanitario y, concretamente, los médicos, que desgraciadamente nos hemos sentido intocables en ocasiones, también sabemos que la plaza de hoy puede ser la movilidad “voluntaria” sin conocer destino de mañana.

Otro problema sangrante: los eventuales. La Consejería lejos de resolver la precariedad de miles, y digo bien, miles de médicos que llevan concatenando contratos eventuales durante AÑOS (resalto años y conocemos casos de más de 7 años), lejos de transformarlos en interinos en plazas estructurales, que realmente son, y fomentar oposiciones anuales (y no estos goteos preelectorales que ya más nos enervan que nos dejan tranquilos), retuercen las posibilidades de eventualidad atreviéndose a ofrecer contratos eventuales al 50%. ¿Alegará la Consejería que no nos presentamos a las ofertas de empleo público? ¡Claro que nos presentamos, Sr. Consejero!

Me pregunto qué médico eventual que ha ido firmando cada seis meses (y aquello parecía malo) y ahora cada mes y obligados a disfrutar sus vacaciones de dos en dos días por cada contrato bajo amenaza de tener que entrar en un recurso administrativo para poder cobrar los día no disfrutados de no hacerlo así, no firmaría un contrato laboral indefinido que se tuviera la valentía de ofrecer desde la Consejería. ¿Y también dirán que los médicos aceptan los contratos eventuales al 50%? ¡Pues claro! Eso no implica ninguna hazaña de gestión, señores de la Consejería de Sanidad, ni mejora un sistema que funciona a base de vocación y “lex artis”, pero que en estas condiciones no funcionará para siempre. ¿Y aún se echan las manos a la cabeza cuando los médicos nos hemos levantado? Lo desconcertante es que no nos hubiéramos levantado antes.

Toca hacer una revisión en conjunto de la profesión médica, obteniendo una visión que aúne a todos los profesionales: con plaza fija, con pocas probabilidades de obtenerla jamás, que trabajen para la sanidad pública o la privada. Todos deseamos lo mejor para el paciente en unas condiciones de trabajo dignas y reconocidas. Pero, ¿cómo lograrlo para que vaya más allá de buenas intenciones o la continua negativa de la Consejería de Sanidad? Tenemos que ser muchos y creer de verdad que las cosas pueden lograrse con la implicación de todos. 

Ángela Hernández Puente 
Responsable sector de Atención Hospitalaria de AMYTS