sábado, 5 de octubre de 2013

CON FIRMA. "Una organización profesional de carácter sindical", por Miguel Ángel García Pérez

Dr. Miguel Ángel García Pérez.

Releer textos tan aburridos a priori como los estatutos de una organización ofrece, a veces, sorpresas inesperadas, y en unas pocas palabras pueden aparecen condensados planteamientos de largo alcance. Esto ocurre, por ejemplo, con los estatutos de AMYTS, que en sus artículos 1.1 y 3.1 repite la misma idea: “AMYTS es una Organización Profesional de carácter Sindical”. A mí me parece una magnífica declaración de lo que somos, o, al menos, de lo que queremos llegar a ser.







Como organización, AMYTS tiene una forma y una estructura concreta, con una serie de responsabilidades asumidas y asignadas a personas concretas dentro de dicha estructura. No se trata de una entidad informe, desarticulada, donde las responsabilidades se diluyen, o donde la autoridad se concentra de forma inadecuada en una persona (o en un pequeño grupo de las mismas). Como estructura organizada, cada pieza tiene su cometido, y parte del papel de los Estatutos es, precisamente, fijar esos cometidos y los procedimientos democráticos para su elección y control. 



Pero se trata de una organización profesional, una organización que gira en torno a la concepción de la Medicina y de su ejercicio como una profesión, una actividad comprometida con el bien de la sociedad y de cada uno de los ciudadanos con los que trata. Y esto tiene una consecuencia doble: por un lado, condiciona el funcionamiento de la organización, que no puede ser errático o aleatorio, sino que tiene que ir dirigido a defender los valores y principios de la profesión; por otro, esta misma relación con una realidad profesional, como la Medicina, dota de un plus de prestigio y de exigencia a la organización, lo que se convierte en acicate para un mejor funcionamiento. Se trata de algo común a nuestra organización y a otras entidades profesionales, como la organización colegial, las sociedades científicas, etc.


No contentos con todo esto, nuestros estatutos nos definen como una “organización profesional de carácter sindical”. Y aquí viene la gran peculiaridad que ofrece nuestra organización. A diferencia de otras muchas, no nos avergüenza en absoluto tratar con problemas concretos que surgen en el ejercicio profesional y que tanto lo condicionan, como las condiciones laborales, las retribuciones, la protección de la salud laboral, etc. Se trata de una tarea a veces valorada, pero otras muchas menospreciada y vilipendiada, como si defender estos pequeños “asuntillos concretos” fuera algo que hubiera que hacer a escondidas o sin que se notara mucho para no “manchar” la dignidad de la Medicina.


Si el concepto de dignidad viene vinculado con la “capacidad reconocida de reivindicar un derecho” (J. Feinberg, A. Honneth), queda claro que hablar de una dignidad real del ejercicio de la Medicina implica hablar también de reivindicar los derechos de quienes a ello se dedican. Bien es cierto que ello implica también una serie de obligaciones, y por eso se hace necesario mantener un equilibrio entre las obligaciones derivadas del compromiso profesional y la reivindicación de los derechos de los profesionales de la Medicina. 



De ahí la importancia de la palabra carácter. No nos definimos como organización sindical, sino como organización profesional (con lo que ello implica, como hemos visto más arriba), pero con la particularidad de actuar con una visión sindical, de defensa de los derechos laborales de los profesionales. Frente a organizaciones que pretenden cubrir toda la amplitud de la dimensión profesional de la Medicina, diluyendo las diferentes dimensiones en un magma donde nada es reconocible, reconocemos la existencia de diferentes dimensiones y aproximaciones (como pueden ser la científico-técnica, la de la profesión como compromiso, etc) que deben jugar su papel en la promoción del ejercicio profesional. Eso sí, de manera coordinada.



No es casualidad, por ello, que AMYTS haya ido del brazo de otras organizaciones ante los desmanes que, con frecuencia, han querido cometer los políticos con nuestro sistema sanitario, como fue en su momento la desaparición de las áreas sanitarias y la sumisión de toda la Sanidad madrileña en un área única que, sobre todo, ha servido para alejar la gestión del funcionamiento real del sistema. Y lo es ahora ante una maniobra, la privatización de la gestión-provisión sanitaria en seis hospitales (y la pretensión de que esto también alcance a la Atención Primaria), que pretende subvertir las reglas del juego sin contar con el consenso profesional y, ni siquiera, con el apoyo de la población. 



En todo ello, AMYTS intenta actuar con un criterio no sólo meditado, sino también coherente, como parecen estar demostrando las sucesivas sentencias judiciales. ¿Es esto lo mismo que se puede decir de quienes hoy gestionan, o juegan a gestionar, la Sanidad madrileña? Nuestra opinión es que no, que no muestran la solidez necesaria para gestionar adecuadamente la necesaria evolución uno de los bienes más preciados de nuestra sociedad.

Dr. Miguel Ángel García Pérez
Director Médico de la Revista Madrileña de Medicina
Coordinador de Formación de AMYTS