sábado, 16 de noviembre de 2013

CON FIRMA. "Los nuevos fundamentalismos", por Miguel Ángel García Pérez


Dr. Miguel Ángel García Pérez
Ya está siendo parte del panorama político madrileño la actuación caciquil de nuestros gobernantes. Se sienten libres de lanzar acusaciones (el presidente de la Comunidad califica a AMYTS en declaraciones públicas de actuar con “matonismo y extorsión”), de reformular bienes públicos (privatizándolos porque "se gestionan mejor”, después de haberlo hecho desde la indolencia), de corregir leyes de salud pública (...) 








(...) para permitir negocios de dudosa trascendencia social (como ocurre con la ley contra el tabaco y la posible instalación del nuevo Spanish-Las Vegas en nuestra Comunidad) e incluso de saltarse los procedimientos legalmente establecidos (prescindiendo de la consulta previa al Consejo de Administración del SERMAS para la incorporación de los presupuestos sanitarios al proyecto de presupuestos de la Comunidad). Todo ello con naturalidad, incluso con arrogancia, permitiéndose atacar a quien decide no aceptar estos procedimientos.

Así, a los ciudadanos y a nuestras respectivas organizaciones no nos queda otro remedio que acudir a los tribunales para que se restablezca la justicia. Justicia que el gobierno no debería haber puesto en duda con su actuación en ningún momento, cosa que, desgraciadamente, sí ha hecho con su actuación, demostrando unas muy pobres convicciones democráticas. Porque la falta de respeto a la legalidad, la falta de respeto a los profesionales de los servicios públicos y la falta de respeto a los ciudadanos y a sus organizaciones no es sino muestra de un comportamiento autoritario y de salvapatrias que no casa en absoluto con los principios básicos de la democracia. Semejante ineptitud ha provocado que AMYTS, entre otras voces, reclame la dimisión de la cúpula sanitaria madrileña. Incluido un Consejero que, hace tiempo, recordaba constantemente que el encargo que recibió de la ex-presidenta Aguirre (y pre- no sabemos qué) en su nombramiento fue el de “hablar continuamente con los médicos”. ¡Ja!

Estos comportamientos, más otros que se van apuntando (como la presión a los profesionales mediante la apertura de expedientes desproporcionados), muestran actitudes rayanas con los más sórdidos fundamentalismos, en los que el contrario es denigrado, perseguido y, si se puede, aniquilado mediante todo tipo de mecanismos. No es baladí que la mentalidad neoliberal que domina en nuestro gobierno se haya ocupado de denostar a cualquier tipo de oposición política, sindical y ciudadana, viendo contubernios conspiratorios en cualquiera que pueda respirar en otra dirección que no sea la marcada por su recio paso. Y no sería de extrañar que se recurriera a todo tipo de métodos de opresión de los disidentes, incluso la persecución de quienes se atrevan a denunciar los déficits en que pueden incurrir los servicios públicos, algo que, por cierto, ya han intentado gestores sanitarios de otros países, con una fuerte respuesta profesional y social en contra.

Por todo ello, no queda más que la protesta pública, la denuncia judicial y la lucha por el cumplimiento de la legalidad vigente y de los principios básicos de la democracia. Esto, por cierto, es lo que parecen haber hecho los jueces de la Sala Contencioso-Administrativa del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, si es cierto lo que se ha hecho público al respecto, dudando de la formalidad de una decisión cuando menos cuestionable en relación a los recursos contra el proceso privatizador de la sanidad madrileña. Si en algo no estoy de acuerdo con la noticia publicada es en la calificación de la actuación de los jueces de la Sala como rebelión, porque no han hecho más que aplicar los principios democráticos y jurídicos más elementales. En todo caso, la rebelión vendría de quienes tratan de minusvalorar el orden legal y democrático existente.

Hace falta que estemos ahí, en la calle, en los tribunales y en la tribuna pública para denunciar todos estos excesos y para promover la recuperación y profundización de los principios democráticos, en sintonía con lo que reclaman los movimientos sociales actuales. Hoy contra el gobierno que tenemos, y mañana contra el que pueda venir, sea del partido que sea, si mantiene estos o similares comportamientos. Porque, como ya se ha dicho desde estas páginas, ¡qué bien gobiernan los partidos desde la oposición, y qué mal lo hacen cuando están en el poder, sobre todo con mayorías absolutas!


Dr. Miguel Ángel García Pérez
Director Médico de la Revista Madrileña de Medicina
Coordinador de Formación de AMYTS