domingo, 6 de abril de 2014

CON FIRMA. "Sobre el observatorio de resultados", por Ana Giménez


Dra. Ana Giménez.
Un año más, la Consejería de Sanidad nos agasaja con la presentación de los resultados de “seguimiento y control de la calidad asistencial en el Servicio Madrileño de Salud, para facilitar a los ciudadanos, profesionales y gestores información clave sobre asistencia sanitaria en Atención Primaria y hospitales”, conformando un Observatorio de resultados.

Es un documento muy amplio (sólo el informe de Atención Primaria, ocupa más de 560 páginas), lleno de tablas y gráficos de todo tipo y especie. En el ámbito de la Atención Primaria han participado, según consta en el propio documento, 46 personas, de las cuales tan sólo 5 parecen no ser gestores, y uno de ellos un médico de familia asistencial. Llama ya por tanto la atención, antes de comenzar a analizar los datos presentados, la enorme cantidad de gestores implicados en su elaboración, y la mínima participación de los profesionales asistenciales en el mismo. Significativo.

Pero siguiendo adelante, pronto nos encontramos con la publicación de resultados, y hoy me quiero centrar tan sólo en uno de los datos básicos que presenta el estudio: la presión asistencial.

Para los profesionales de salud este dato es vital, pues en función del número de pacientes día atendidos podemos hacernos una idea del tipo de trabajo que se desarrolla en el centro: cuando la presión asistencial está desbordada, sabemos que las actividad asistencial pura se “come” el resto de actividades, con todos los problemas a medio y largo plazo que ello supone, entre ellos el burn-out. Además, desde el punto de vista de la docencia tiene implicaciones serias, puesto que por encima de determinadas presiones asistenciales los Centros no pueden ser acreditados para la docencia.

Según indica el propio documento, la presión asistencial se calcula edividiendo el número de consultas atendidas en el centro entre el número de profesionales correspondientes a cada una de las categorías estudiadas; por ejemplo, si en un centro de salud hay 10 médicos de familia y se atienden 10,000 consultas , cada médico habría atendido a 1.000 consultas. Pero aquí se comente un error que mucho me temo dista de ser casual: llaman “presión asistencial”a un índice que no mide lo que dice medir.

Es un error dividir directamente el número de consultas entre el número de profesionales, pues los profesionales no están presentes todos los días del año, pues tienen derecho a sus ausencias reglamentarias (vacaciones y días de libre disposición), así como atender a sus necesidades formativas y de salud .

Aunque los centros de salud permanecen abiertos unos 253 días al año, los trabajadores tienen que trabajar tan sólo 222 jornadas y, de ellas, un porcentaje variable tampoco asistirán a su trabajo por Incapacidad temporal, permisos de formación, cuidados de salud propios o de sus familiares directos, reuniones, etc. Y aunque existen algunos suplentes -que en el ámbito de la Atención Primaria nunca fse aproximaron al 100% de las ausencias-, desde que la puesta en marcha de la nueva jornada de 37,5 horas se aplicó en el ámbito de la Atención Primaria mediante un recorte sin precedentes en la bolsa destinada a la contratación de suplentes, su número actual es mínimo. Por lo tanto, los datos presentados no responden a la realidad, sino que están entre un 15 y un 20% por debajo de la misma.

La presión asistencial media para medicina de familia la calculan en 32,06 pacientes/ día, que por tanto correspondería en realidad a unos 38 pacientes diarios de media visto por cada médico de familia de Atención Primaria. Pero como también reconoce el estudio, dicha presión asistencial no es homogénea y tiene “picos” estacionales importantes . Luego para tener una media de 38, tendremos días de más de 50 pacientes en los que es muy difícil realizar una actividad profesional satisfactoria, tanto para el paciente como para el profesional.

Esta estrategia de “maquillar” las cifras es peligrosa. O mejor dicho, utilizar nombres que llevan a equívoco a la hora de hablar de cifras: la presión asistencial media debería reflejar el número medio de pacientes atendidos por profesional y día. Sin embargo, bajo esa denominación presentan un índice que no sabemos qué pretende reflejar, pero que desde luego no refleja lo que por su nombre debería ser. Y cómo no, el resultado es menor del real. Los profesionales atienden de media mucho más de lo que en este estudio se presenta.

Cuando en el estudio se dice que aporta “datos clave” para el paciente y para el profesional, me parece que lo que en realidad debería decir es que aporta datos clave para justificar actuaciones de gestores y políticos. Nada Más.

Ana Giménez Vázquez,
presidenta del Sector de Atención Primaria
en el Comité Ejecutivo de AMYTS.